Fragmentos del documental (22)

El relato de "Un documental de cebras" arranca en la verbena de San Juan de 1.992. Hoy es, pues, una fecha ideal para terminarlo. Las casualidades no existen. 577 páginas y 292.000 palabras para una historia que contiene treinta. 

Queda volcar las notas del corrector y mandar imprimir un ejemplar de muestra para verificar el maquetado. Ahora ya no depende de mí.

Despés del "leer más" puse otro pedacito random.


     Empezar a beber tan pronto era un poco jevi, pero una tortilla sin vino es como Bonnie sin Clyde: está buena pero incompleta. No creo que sea necesario citar de nuevo a Arguiñano tan solo diez páginas después. Después de dos cafeteras, seis huevos de pata, cuatro patatas de Coristanco, dos tomates verdes de la huerta de Carmucha (aliñados con aceite de oliva de Siurana), y  un tercio de botella de mencía, los efectos de la falta de sueño ya no eran tan dramáticos y bajé a por el kayak. 
     Cuando me llamó el Avó aún no era mediodía y me pilló en medio de la ría. La “hora de los vinos”a la que habíamos quedado es un espacio de tiempo muy dúctil y depende de la zona de Galicia y de la época del año, si bien las once y media puede considerarse como “pronto” de manera bastante generalizada, con las excepciones de los reenganches y de algunas verbenas. Por acotar costumbres, diría que la una sería la hora que mayor consenso aunaría, aunque a Nuno se la iba a traer bastante al pairo, el consenso. Enfilé la piragua de vuelta a Mera y la dejé varada en la playa.  

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