Fragmentos del documental (21)

Uno de los temas recurrentes de la novela es el suicidio. Insisto mucho como forma de reivindicar un problema que tenemos oculto y que apenas asoma la cabeza por encima de la superficie. Cada año se sucidan en España más de 4.000 personas. Si sumas las víctimas de violencia de género, los muertos en accidente de tráfico y los asesinatos, no llegas a esa cifra.


A veces traían libros llenos con fotos de gente malhumorada o triste y pasaba las hojas una y otra vez sin dejar de observarme. Un día reconocí en una de ellas al conductor del BMW rojo descolorido por el sol y mi índice se posó sobre él sin que yo se lo hubiera dicho. Inmediatamente le ordené volver al bolsillo de donde había salido, los dedos no deben moverse si no se lo mandas tú, porque si empiezan a menearse según les apetezca, los demás miembros del cuerpo también apelarán a su libre albedrío, y así es casi seguro que terminarás cayendo por unas escaleras y rompiéndote el cuello. En el sanatorio era más difícil porque no había escaleras suficientes para partirte nada, esa gente se las ingenia todas con tal de reprimir tu creatividad suicida. 

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