Fragmentos del documental (8)

A lo largo de quince años, el narrador pasa por distintas etapas, algunas bastante desfasadas. El cinismo pragmático con que se toma las cosas le molestará a más de una personita de piel sensible. El aviso está hecho, este relato nunca se recomendará en la Secundaria, por varios motivos que no tienen nada que ver con su calidad literaria, la cual tampoco le ayudaría en una hipotética selección de títulos.

 

Eran casi las doce de la noche y con el albariño de la comida, media docena larga de cervezas por la tarde, otras tantas rayitas y con un fajo guapo de billetes en el bolsillo me sentí tan próximo a la felicidad que podía notarla, envolviéndome en papel caro de regalo.  

Decidí llamar a Elena para celebrarlo.  Nunca se debe follar con putas de las que uno se pueda enamorar y ella era muy habilidosa en la cama, pero tenía cero en conversación, con lo que no había peligro en ese sentido. Marqué su número y la encontré libre para recibirme en su apartamento con vistas al Atlántico.

Al llegar a casa me quedaban noventa y pocas mil pesetillas que no tenía el día anterior y había pasado un día fenomenal, como Nuno. Pero si el viernes había sido redondo, el sábado fue un polígono irregular de aristas afiladas y vértices punzantes.


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