El making-off (7). Descubriendo nuevas formas de ansiedad

En 2009 y 2010 sufrí un estado de estrés continuado, en el que era humanamente imposible cumplir con toda la carga de trabajo.  Ese estado genera una ansiedad que se va acumulando hasta que un día petas. Durante el colapso me acerqué a las técnicas de respiración y a la meditación para combatir esa ansiedad. 

Tras el colapso, cuando me reincorporé, le imprimí a las cosas un ritmo que pudiera llevar sin angustias, muy alejado del que nos requerían. Ante la imposibilidad de realizar todas las tareas encomendadas, me negué a realizar las menos productivas. Algunas de ellas las podría haber hecho un chimpancé, pero no nos pusieron un assistant primate.  Me despidieron a los seis meses. Con un suculento cheque, eso sí.


El making-off (6). Estados alterados de conciencia: la inspiración.

Siempre me interesaron los estados alterados de la conciencia porque en ellos se abren puertas y ventanas a dimensiones que normalmente permanecen ocultas, fuera de nuestro alcance. Todos hemos pasado por ello, ya sea por una fiebre alta, una canción que nos transporta o mediante el uso de drogas. En mayor o menor medida, bajo esa influencia obtenemos perspectivas a las que normalmente no tenemos acceso. Lo que más me interesó siempre de esos estados es el mecanismo por el que se producen: si sabes como funciona algo, entonces puedes manejarlo a tu antojo.

El saber popular le llama "inspiración", está aceptado que existe y los más grandes artistas tenían más acceso a esas dimensiones paralelas que el resto de personas, aunque ninguno podía, por sí mismo, provocarlos. Picasso ya dijo que él aprovechaba la inspiración porque ésta siempre le pillaba trabajando; en ese sentido era un workaholic de manual y es sabido que descartó la inmensa mayoría de su trabajo y que tiene centenares de bocetos empezados, esperando que apareciera la inspiración para terminarlos.


Fragmentos del documental (11)

Sigo con un ritmo por debajo de lo deseado. Confío en que el relato necesite menos trabajo de corrección conforme nos acerquemos al final, porque la proyección del ritmo actual nos da el 20 de diciembre como fecha de mandarlo a imprimir (lo vamos maquetando conforme vamos cerrando capítulos) y así no lo tendríamos en las manos por Navidad, que es lo deseado.

En el fragmento de hoy se muestra uno de los recursos que más costó definir como solucionar. El narrador y coprotagonista del relato suele pensar frases que no pronuncia, algo que hacemos todos habitualmente por prudencia, pero en su mente también habita un ente pensante que él no reconoce como propio y que interviene ocasionalmente para dar su opinión, que suele llevar una carga de ironía muy alta, pisando el terreno del sarcasmo muchas veces.

La idea fantástica para distinguir sus intervenciones habría sido utilizar otro color, como en "La historia interminable" de Michael Ende, pero disparaba los costes de impresión. Los pensamientos del narrador irán en cursiva, un recurso habitual y resolvimos utilizar otra tipografía para esa voz, la puritan (la que usamos en este blog).  El relato se imprimirá en Trebuchet MS, en 10,5 puntos y la puritan a ese tamaño aún conserva personalidad y nos gustó. El fragmento de hoy, en cuanto a tipografías,  va al revés que en el relato final.

En los párrafos que siguen también hay escondida parte de la letra de una canción. Hay centenares de referencias musicales a lo largo del relato. Algunas serán muy evidentes, con el título y el autor, pero muchas otras quedarán camufladas en la narración.  Encontrarlas puede ser un aliciente adicional, aunque para nada imprescindible.  La historia se puede seguir sin necesidad de detectarlas porque no le resta ningún aspecto contextual.


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