Dadas las circunstancias personales en las que estaba inmerso cuando decidí darle el cuerpo definitivo a la novela, alguien que me quiere mucho me advirtió de que que si no terminaba el relato en nueve meses corría el riesgo de colapsar. Y acertó, aunque aguanté once. Entonces me pasé cuatro meses certificando el hundimiento de mi alrededor y terminé presa del insomnio y de las dudas, de demasiadas adversidades para tan poco talento.
De todo se sale y el trayecto más largo empieza con el primer paso y en eso estoy. He conseguido mantener la constancia escribiendo a diario y espero terminarlo en pocas semanas, aunque una idas de la olla que me está comiendo mucho tiempo es la banda sonora del relato. Al principio pareció buena idea, sobre todo cuando las canciones acuden solas a escoltar un texto, Pero hay ocasiones en las que hay que darle muchas vueltas hasta encontrar una canción que se asocie con un mínimo de naturalidad al escrito. En la página 403 ya hay referenciadas 480 canciones, con la limitación añadida que he intentado que no ocasionen una discrepancia temporal con la época en la que transcurre la narración.
The Raveonettes es probablemente el grupo que mejor define al relato, porque hace una música aparentemente estucado de porquería electrónica diversa -pedazos de satélite, rebaños de quarks, papilla de materia oscura- pero que termina siendo polvo de estrellas y radiación de fondo cuando conectas con la canción. Eso no debe extrañarnos porque all fin y al cabo es lo que somos, polvo de estrellas.
El libro abre con unos versos de Ghost porque Evil Seeds no estaba escrita aún. Bueno, Ghost tampoco, así que ahí tenemos la primera gran licencia.
We move away from the ghosts we hate
this bright light surely dies
and in the calmness of years to come
we face a beautiful end.
Si has leido a Baudeleire, Lord Byron o Miguel Machado te parecerán vulgares. Bien, son simples, en eso consiste la música pop, en encapsular un mensaje de una forma fácil de digerir. El estilo de la novela es ese, ligero, aunque me permito licencias poéticas a riesgo de parecer pedante y hago inmersión en el lenguaje vulgar con la certeza de ser chabacano. El relato lo exige.
Si no existiera Ghost habría sido Evil seeds la que habría abierto el relato porque es, quizá, la canción que más se ajusta al conjunto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario