Fragmentos del documental (2)

Un domingo por la tarde puede ser un espacio de tiempo horrible, dependiendo de como haya ido el sábado por la noche. Si añades el viernes, el asunto se puede volver tragedia. En el fragmento de hoy, nuestro protagonista  está pasando por una tarde de esas.


Me caía de sueño, pero si me paraba cinco minutos sería presa segura de las ideas suicidas. Eché dos Rubifén dentro de una lata de Pepsi y me la bebí. Las pastillas no se disolvían en el refresco, pero así no notabas cuando las tragabas. No tener conciencia de haberlas tomado es muy parecido a no haberlas tomado y hace más fácil olvidar el ansia desesperada con que las buscaste en el botiquín.

Quedarme en casa suponía terminar sucumbiendo a la invasión de las tinieblas y que los remordimientos me acribillasen como ráfagas de ametralladora. LLamé a Nuno para echar unas partidas y aceptó encantado; tenía a las amigas de Belén en casa y venir a entrenar era la excusa perfecta para poder huir.

Al llegar al Heaven, aún esperé media hora.  Habiendo periódicos eso no es un problema, sirven de maravilla para disimular que tienes el encefalograma plano, que no piensas en nada. Con La Voz delante, era la versión extrema de cuando tu pareja te pregunta ¿En qué piensas, Cariño? .

Continuará.

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