El Making-off (1)

Escribí el primer párrafo de Un documental de cebras en enero de 2008. A lo largo de ese mes terminé de contar la anécdota que dio origen a la novela (Si alguien no leyó la entrada, puede hacerlo desde aquí). Estaba bien para un libro de relatos cortos, pero tenía el problema que un libro de relatos requiere de varios de ellos. Como todo lo que se me iba ocurriendo estaba relacionado con el primero, me dediqué a compilar notas y más notas con ideas, anécdotas de bar que me apropié, avisando a quien me la contara de que la iba a fusilar en una novela.

(La foto es de esa época. Al salir de trabajar fui a jugar un  satélite al casino de la Toja para el torneo del fin de semana y saqué la plaza. Luego ganaría el torneo, un weekend redondo)

No encontré el momento de empezar a compilarlas hasta octubre de 2010.  Por aquel entonces trabajaba en una multinacional de renting de vestuario laboral y aparatos higiénicos. Había estado seis años estupendamente hasta que pusieron a un Director Comercial que no tenía ni puta idea de hacer su trabajo ni el nuestro. Muy obediente con la Central francesa, sí, pero España no es Francia y Galicia no es España y las estrategias de venta, a veces no se pueden uniformar. Éramos nueve Jefes de Ventas en España y el tipo despidió a 8 a lo largo de ese año. Gente que llevaba, algunos, 20 años dándole resultados a la compañía.

Me llegó a hinchar tanto las pelotas que en mayo ya estuve treinta días de baja por una crisis de ansiedad.  A la vuelta las cosas fueron a peor, aún, así que decidí que se podían meter su coche de empresa, teléfono, ordenador, nota de gastos y un sueldo que ahora sería de escándalo y que me iba a tomar un año sabático. Su paciencia ante mi indolencia se terminó a mediados de octubre, cuando me dio la carta de despido. La indemnización superaba lo que yo había calculado y con eso más lo que iba sacando jugando al poker online me podía permitir dos años de no tener que ir a trabajar. Son los dos años de mi vida en los que fui más libre, la libertad empieza cuando tus obligaciones son cero.

A él lo despedirían en abril del año siguiente, después de fracasar estrepitosamente. Pero el terreno quemado que dejó  no volvió a dar fruto y a las víctimas no nos rescataron. Así les fue, tardaron cinco años en volver al nivel de ventas de 2009.

Otro día sigo con el cuento.

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