Los portugueses son gente muy agradable, pero el narrador no coincide con nosotros. De vez e cuando se le escapan algunos ramalazos de lusofobia. Nuestros vecinos le sabrán perdonar, aunque no pensamos que les importe demasiado. Ni al prota.
Con la Asociación debidamente registrada, me fui al ayuntamiento a pedir pasta para organizar un campeonato de renombre. Para sorpresa nuestra, nos la dieron y pudimos montar un evento al que vino gente de toda España.
El que ganase se llevaba ciento cincuenta mil ptas. y eso era un muy buen premio. Juntamos 106 jugadores, algunos venidos hasta de Andalucía y de Cataluña. El campeonato se convirtió en internacional porque se inscribieron seis jugadores de Portugal, uno de los cuales se metió en una semifinal. Si nos llega a chulear la pasta gorda un portugués, mando que le roben en algún lugar entre la puerta del Heaven y Tui, por mis cojones que el dinero no cruza la frontera.
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