El making-off (6). Estados alterados de conciencia: la inspiración.

Siempre me interesaron los estados alterados de la conciencia porque en ellos se abren puertas y ventanas a dimensiones que normalmente permanecen ocultas, fuera de nuestro alcance. Todos hemos pasado por ello, ya sea por una fiebre alta, una canción que nos transporta o mediante el uso de drogas. En mayor o menor medida, bajo esa influencia obtenemos perspectivas a las que normalmente no tenemos acceso. Lo que más me interesó siempre de esos estados es el mecanismo por el que se producen: si sabes como funciona algo, entonces puedes manejarlo a tu antojo.

El saber popular le llama "inspiración", está aceptado que existe y los más grandes artistas tenían más acceso a esas dimensiones paralelas que el resto de personas, aunque ninguno podía, por sí mismo, provocarlos. Picasso ya dijo que él aprovechaba la inspiración porque ésta siempre le pillaba trabajando; en ese sentido era un workaholic de manual y es sabido que descartó la inmensa mayoría de su trabajo y que tiene centenares de bocetos empezados, esperando que apareciera la inspiración para terminarlos.


Fragmentos del documental (11)

Sigo con un ritmo por debajo de lo deseado. Confío en que el relato necesite menos trabajo de corrección conforme nos acerquemos al final, porque la proyección del ritmo actual nos da el 20 de diciembre como fecha de mandarlo a imprimir (lo vamos maquetando conforme vamos cerrando capítulos) y así no lo tendríamos en las manos por Navidad, que es lo deseado.

En el fragmento de hoy se muestra uno de los recursos que más costó definir como solucionar. El narrador y coprotagonista del relato suele pensar frases que no pronuncia, algo que hacemos todos habitualmente por prudencia, pero en su mente también habita un ente pensante que él no reconoce como propio y que interviene ocasionalmente para dar su opinión, que suele llevar una carga de ironía muy alta, pisando el terreno del sarcasmo muchas veces.

La idea fantástica para distinguir sus intervenciones habría sido utilizar otro color, como en "La historia interminable" de Michael Ende, pero disparaba los costes de impresión. Los pensamientos del narrador irán en cursiva, un recurso habitual y resolvimos utilizar otra tipografía para esa voz, la puritan (la que usamos en este blog).  El relato se imprimirá en Trebuchet MS, en 10,5 puntos y la puritan a ese tamaño aún conserva personalidad y nos gustó. El fragmento de hoy, en cuanto a tipografías,  va al revés que en el relato final.

En los párrafos que siguen también hay escondida parte de la letra de una canción. Hay centenares de referencias musicales a lo largo del relato. Algunas serán muy evidentes, con el título y el autor, pero muchas otras quedarán camufladas en la narración.  Encontrarlas puede ser un aliciente adicional, aunque para nada imprescindible.  La historia se puede seguir sin necesidad de detectarlas porque no le resta ningún aspecto contextual.


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Fragmentos del documental (10)

Los dos párrafos hablan por sí solos. El millón largo de palabras de "Un documental de cebras" cuenta una historia, pero entre líneas se pueden encontrar cientos de ellas.

El Making -off (5)

Alguien me sugiere que publicando párrafos de la novela puedo quitar las ganas de leerla. Un dato; el segundo borrador tiene 3780 párrafos y adelantaré unos 30, la mayoría circunstanciales o descriptivos.  Quedan 3.750 por desvelar y la publicación es completamente al azar, con lo que ordenarlos cronológicamente es imposible. La intención es despertar la curiosidad por hilarlos y por saber que sucede entre ellos.


El making-off (4). La banda sonora

 El relato va acompañado de su propia banda sonora.  Cada capítulos empiezan con un fragmento de una canción, que guarda relación con algún pasaje del mismo. He osado traducir las que están en inglés y alemán, espero que los autores me perdonen.

También añado notas de la música que suena de fondo en algunos pasajes, del estilo "suena Ghost, de The Raveonettes". El relato se puede seguir perfectamente sin escuchar las canciones, ni siquiera prestarles atención, pero contextualizan un poco más la escena y enriquecen el conjunto. Creo. 

Fagmentos del documental (9)

El alcohol y el tiempo libre son una peligrosa combinación. En esta ocasión se les ocurre hacer un experimento de química a lo grande. El resultado del mismo está reservado al conocimiento de los que lean el texto final, pero el planteamiento queda expuesto a continuación.




El Making-off (3). La fase final

Si el día en que escribí la primera línea hubiera sabido el trabajo que me daría el puto relato, habría apagado el portátil y me habría ido al bar. Algunas de las mayores gestas de la humanidad se consiguieron porque sus autores no sabían que eran imposibles; las grandes utopías se consiguen así y algunas de pequeñas, como ésta, también.

Nunca me quise poner plazos, porque para marcarlos hay que conocer el coste de los procesos y no era mi caso. He preferido tardar más y que el resultado final se pareciese a lo que tenía en la cabeza. Será parecido, ahora sé que lo que pretendía hacer está reservado a escritores con talento o a redactores dispuestos a invertir  una cantidad de tiempo descomunal con la documentación, si no vas a poder ser muy metódico y organizado con el trabajo. Al menos, ya lo aprendí por si me decido a escribir la segunda y la tercera parte.

Fragmentos del documental (8)

A lo largo de quince años, el narrador pasa por distintas etapas, algunas bastante desfasadas. El cinismo pragmático con que se toma las cosas le molestará a más de una personita de piel sensible. El aviso está hecho, este relato nunca se recomendará en la Secundaria, por varios motivos que no tienen nada que ver con su calidad literaria, la cual tampoco le ayudaría en una hipotética selección de títulos.

 

Fragmentos del documental (7)

Una adolescencia marcada por Gila, los Monthy Pyton y Faemnio Cansado, tenía que dejar impronta en un humor especial, difícil de digerir a veces y en una narración surrealista, muchas más. En la historia hay muchísimas referencias musicales, más de 500, algunas muy explícitas y otras muy subliminales y cualquier momento es aceptado para hacer un paréntesis en la narración. La mención de una ametralladora desencadena ese interludio en mitad de un campeonato de billar.


El making off (2)

Si hubiera sabido lo que me iba a costar terminarlo no habría empezado.  Es más, creo que el borrador que estaba en el fondo de un último cajón habría terminado en la hoguera de San Juan.

Se ha echo muy duro pasar por el texto, después de dos correcciones, y ver que aún tenía más agujeros que un rallador de queso.  Los obsesivos perfeccionistas lo tenemos muy mal en ese sentido.