Siempre me interesaron los estados alterados de la conciencia porque en ellos se abren puertas y ventanas a dimensiones que normalmente permanecen ocultas, fuera de nuestro alcance. Todos hemos pasado por ello, ya sea por una fiebre alta, una canción que nos transporta o mediante el uso de drogas. En mayor o menor medida, bajo esa influencia obtenemos perspectivas a las que normalmente no tenemos acceso. Lo que más me interesó siempre de esos estados es el mecanismo por el que se producen: si sabes como funciona algo, entonces puedes manejarlo a tu antojo.
El saber popular le llama "inspiración", está aceptado que existe y los más grandes artistas tenían más acceso a esas dimensiones paralelas que el resto de personas, aunque ninguno podía, por sí mismo, provocarlos. Picasso ya dijo que él aprovechaba la inspiración porque ésta siempre le pillaba trabajando; en ese sentido era un workaholic de manual y es sabido que descartó la inmensa mayoría de su trabajo y que tiene centenares de bocetos empezados, esperando que apareciera la inspiración para terminarlos.